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El arte de contar historias

En un lugar de La Mancha…

Vivimos en una época narrativa, donde las historias cobran vida, captan la atención de quienes las escuchan y se apoderan de ellos. Da igual el formato en el que las contemos (en píldoras de 15 segundos, en reels, en TikTok, en un directo en Twitch o en un documental). Si la historia es potente, nos atrapa.

Para todos aquellos a quienes les guste escucharlas, o en este caso leerlas, aquí os traemos 4 historias, relacionadas con pilares y valores que tan importantes son en la vida y particularmente en el sector publicitario. Y cada una de ellas, está acompañada de un spot publicitario que centra su atención en ellas.

1. Constancia

“La mejor forma de tener una buena idea es teniendo muchas ideas”.
Nadie nace siendo un genio, para conseguir el éxito es necesaria actitud y constancia

La historia de la familia Kaufman:

La familia Kaufman estaba formada por Neil y Samaria, dos padres trabajadores con dos hijos y un toque hippie, como todos los que vivían en San Francisco en los años 70.
La familia Kaufman tuvo un tercer hijo, llamado Raun, que a los pocos meses de nacer comenzó a tener una serie de síntomas que ralentizaron su aprendizaje.

Raun desarrolló una especie de sordera y dejó de responder a su nombre, cuando sus padres le cogían dejaba los brazos colgando. Conforme pasaban los meses se quedaba absorto mirando un punto fijo, cada vez se distanciaba más del contacto humano y acabó por perderlo completamente.

A los 18 meses le diagnosticaron autismo y retraso severo. Neil y Samaria empezaron a acudir a diferentes médicos, sin ningún tipo de éxito ya que después de varios intentos vieron que lo único que podía ofrecerles la comunidad médica al futuro de su hijo era una triste hospitalización en un centro médico.

Sus padres, no conformes con esta situación, decidieron crear por su propia cuenta y riesgo un sistema de hiperestimulación de 12 horas diarias en el que integraron a amigos, vecinos y familiares. En este sistema si Raun daba una palmada ellos daban otra, si Raun se balanceaba o gritaba ellos también lo hacían, no era cuestión de imitarle si no de comunicarse en su idioma.
Neil tuvo que dejar un negocio que funcionaba prósperamente, para implicarse en el sistema de hiperestimulación y mejorar la calidad de vida de su hijo, pero mereció la pena, porque tras 4 años, Raun pasó de tener un coeficiente de 30 (considerado retraso) a un coeficiente de 130 (prácticamente superdotado).

La familia Kaufman se hizo famosa en EEUU porque fue la primera capaz de tratar y mejorar de esta forma el autismo y la vida de su hijo, quien terminó yendo a la universidad y creando una empresa para apoyar a personas que se encontrasen en una situación similar. ¿Y cómo lo consiguieron? Con actitud y con constancia.

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2. Cooperación

“Cooperación es evolución”

Un profesor me habló un día de William Muir, un biólogo evolutivo de la Universidad de Indiana que quería medir la productividad y para ello realizó un experimento muy interesante. Como tenía como objetivo medir la productividad, utilizó a las gallinas, ya que con ellas era bastante sencillo, solo tenía que contar los huevos para saber si eran productivas o no.

Las gallinas de William Muir:

William Muir durante 6 generaciones observó un corral de gallinas, y las separó en dos grupos, en una jaula puso a las 9 gallinas que más huevos ponían, las denominó “Las Supergallinas”, y en la otra jaula puso un grupo de gallinas variado, donde algunas ponían más y otras ponían menos.

Al cabo de las semanas volvió a observar qué jaula tenía más huevos. ¿Qué grupo crees que había puesto más?

En la jaula de las gallinas “normales” se encontró varios huevos, gallinas regordetas, felices y con plumas. Pero su sorpresa fue al llegar a la jaula de las “supergallinas” ya que de 9 solo quedaban 3, se habían matado a picotazos entre ellas.

Por lo tanto la jaula más productiva fue la de la heterogeneidad, funcionaban mejor en equipo. Esto podría trasladarse a la vida real, ¿qué pasa en una empresa si en el mismo grupo juntamos solo a líderes con los mismos objetivos, competitividad y perfiles? Que acabarán a picotazos.

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3. Calm Down

“Vamos tan rápido por la vida, que nos la perdemos”

Vivimos a un ritmo vertiginoso, vamos acelerados por la vida, en el trabajo, en casa y fuera de ella.

El experimento de Joshu Bell:

El Washington Post que había observado esta situación quiso hacer un experimento cultural, contactaron con Joshu Bell, uno de los mejores violinistas del mundo y le pidieron que se hiciese pasar por músico callejero en la estación de L’Enfant Plaza. Pactaron con él que el 12 de enero, en aquella estación, tocaría algunas de las mejores melodías de Bach en hora punta, y lo haría con su Stradivarius (una pieza valorada en más de 3,5 millones de Euros).

Antes de realizar el experimento, el Washington Post consultó con un músico experto (Leonard Skatlin, Director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Estados Unidos) y le preguntó: “¿Cuántas personas de 1.000 que pasen por allí esa mañana crees que se pararán a escucharle? El músico quiso hacer una predicción aproximada y dijo: “De 1.000 personas que pasen por lo menos 75 ó 100 se pararán a escucharle, su música es especial, lo notarán.”

El día anterior al evento del metro, Bell había dado un concierto en Washington en el Boston Symphony Hall con todas las entradas agotadas (la más barata 100 dólares).

Llegó el día del experimento, la mañana del 12 de enero se dirigió a la parada de metro y comenzó a tocar su violín durante 47 minutos, en los cuales pasaron por allí 1.097 personas.

¿Cuántas crees que se pararon? Únicamente 7.

Tras el experimento, los periodistas del Washington Post, se pararon a reflexionar y escribieron: “Vamos tan rápido por la vida, que nos la perdemos, ya no tenemos tiempo ni de disfrutar de la belleza que hay en ella”.

Aquí os dejamos un anuncio sobre lo que pasa cuando vas rápido y no observas.

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4. Adaptación

“Lo que nos permite sobrevivir como especie no es la inteligencia ni la fuerza, sino nuestra capacidad de adaptación”

Dicen que la inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio, pero a veces se nos olvida y egoístamente buscamos que nuestros compañeros, o personas que tenemos cerca, se adapten a nosotros cuando algo no nos encaja, sin ni siquiera intentar adaptarnos primero nosotros a ellos.

La fábula del reino alfombrado:

Hace años me contaron una historia sobre un rey muy caprichoso, este rey salía a caminar todas las mañanas por su reino, pero lo hacía a disgusto, porque decía que el suelo era muy irregular y le molestaba al andar. Nadie más tenía este problema, él era el único que lo notaba y se sentía incómodo, así que decidió reunir a todos sus súbditos y ordenarles que alfombraran el reino para hacerlo más cómodo. Quería alfombrar los valles, las colinas y las laderas.

Uno de sus súbditos se acercó y le presentó una alternativa: ¿Qué te parece si en vez de alfombrar el reino entero te fabricamos unas botas para que camines más cómodo? Y así hicieron.

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Esperamos que os hayan gustado estas historias y que os ayuden a enfocar la vida con actitud, calma, adaptación y valentía, que como bien decía Natalia Mirapeix:

“No hay mejor talento que un par de pelotas”

 

 

 

 

 

 

Contenido parte de #ThinketersTime

Beatriz Botet