thinketers _blog

#ThinketersTime, team building menos de lo mismo

Un clásico de los thinketerianos es compartir vivencias, pensamientos, y en general todo aquello que pueda ser inspirador para los demás. Sí, las conversaciones alrededor de la mesa de la cocina unen mucho, pero además desarrollamos nuestro espacio más personal.

Cada viernes uno del equipo comparte su visión y su pensamiento “menos de lo mismo” sobre algún tema que le interese especialmente.

El último ha sido profundo y a la vez muy divertido. Todos juntos (pero separados en la distancia que marca el maldito Coronavirus) nos hemos adentrado en el ikigai de cada uno de nosotros. ¿Iki… qué? Os preguntaréis algunos…). El concepto se lo inventaron en Japón. De hecho, se cree que es el secreto tras el que se esconde que la población nipona, y más concretamente quienes viven en el archipiélago de Okinawa, sean los más longevos del planeta. ¡68 de cada 100.000 habitantes tienen más de 100 años! Un porcentaje que dista mucho del resto de países del mundo.

Que hayamos tratado este tema, en el momento en que nos azota la crisis sanitaria más grande que hayamos vivido jamás, no es baladí. Si hay algo positivo que podamos sacar de todo este tiempo de reclusión es haber tenido tiempo de #pararparaseguir (como ha venido reclamando el sector publicitario) o a nivel individual, pararnos a pensar más. No sólo pensar más sobre el mundo, sobre la sociedad española, sobre los vecinos, sobre nuestra gente más querida… sino, además, sobre nosotros mismos.

Nuestro propósito como personas

Cada día, en la agencia, damos mil vueltas y creamos propuestas menos de lo mismo para nuestros clientes. Todas tienen un fin último común: crear marcas relevantes, pertinentes y útiles que sean capaces de ganar dinero mientras son útiles a la sociedad en su conjunto o un grupo de ésta. Que sean capaces de conectar desde su esencia y sus valores.

Buscamos incesantemente encontrar el propósito de las marcas a la hora de comunicar y relacionarse con las personas, pero ahora tocaba el momento de hacer esa labor de manera introspectiva. Nos propusimos buscar el ikigai de cada uno de los que formamos Thinketers. Ese más personal e intransferible que el propio DNI. Porque solo conociéndote a ti mismo puedes entender mejor lo que te rodea.

Ikigai o el punto de equilibrio perfecto

El ikigai es la razón por la que nos levantamos cada día. Es el punto de equilibrio perfecto entre 4 parcelas:

  • Aquello que te gusta hacer, lo que te apasiona… tanto que podrías hacerlo todos los días de tu vida sin aburrirte
  • En lo que eres bueno y por tus habilidades y talento destacas sobre los demás
  • Aquello por lo que alguien estaría dispuesto a pagarte
  • Lo que el mundo demanda y necesita.

 

Y precisamente ese punto de equilibrio entre todas estas facetas sería tu verdadera razón de existir alineada con la motivación del mundo que nos rodea. Habrá personas que identifiquen más fácilmente su ikigai (siempre hemos tenido gente alrededor que ha tenido muy claro lo que quería ser), otras que piensen que no lo tienen… pero te animamos a que hagas el ejercicio, porque buceando y quitando capas superficiales que vamos poniendo en el devenir de la vida, todos y cada uno lo tenemos. Por muy profundo que esté. 

Hacia el camino al ikigai hay muchos estadios intermedios, en los que se puede desarrollar una vida satisfactoria, aunque cojeemos de alguna de las parcelas. Conocer que hay alguna laguna entre, dicho de manera “fácil”, lo que nos gustaría ser y lo que somos no tiene por qué frustrarnos, sino más bien todo lo contrario. La comprensión de esto nos ayuda a ser más libres y a dar pasos, cada día que pasa, para encontrar nuestro equilibrio vital. 

 

Nuestra conclusión desde Thinketers es que hay tantos ikigais como personas en la agencia. Y conocerlos en equipo nos ha ayudado a conocernos todos más y mejor. Pero, por encima de eso, y más importante, es que nuestro día a día no se encuentra tan lejos de ese estadio de plenitud máxima. Y darnos cuenta de que cada día tenemos una razón para levantarnos y ser felices, eso sí que no es baladí.

 

 

Paloma Bas

Directora General